El ser humano a lo
largo de su vida tiene que satisfacer una serie de necesidades que van desde
las más básicas como son las fisiológicas (respirar, alimentarse, descansar…)
indispensables para mantener la vida, pasando por la necesidad de seguridad, afecto, reconocimiento hasta las
necesidades de autorrealización, dar sentido a su vida buscando sentirse
felices.
Yo dividiría la vida en
tres etapas: en la primera etapa de la vida nos preparamos para ser, descubrimos,
aprendemos, elegimos el camino por el cual deseamos buscar la felicidad; en la
segunda etapa trabajamos para ser
aquello que deseamos y en la tercera disfrutamos de los logros conseguidos y compartimos
nuestras experiencia con las nuevas generaciones.
La tercera etapa comúnmente
llamada tercera edad o vejez es una etapa que cada vez toma mayor relevancia en
el ser humano del primer mundo dada al aumento de la esperanza de vida
(alrededor de los 80 años). Existen muchos estereotipos relacionados con la
vejez en esta sociedad que pone a la belleza y al dinero como culmen de la
felicidad.
Algunos de estos
estereotipos equiparan vejez a enfermedad, depresión, deterioro, aislamiento,
improductividad… Según la Real Academia Española estereotipo es una imagen o idea aceptada comúnmente por un
grupo o sociedad con carácter inmutable. Estos estereotipos nacen en
nuestra sociedad consumista con el objetivo de hacer creer que la verdadera
felicidad está en ser joven, bello y rico y que todo lo que no sea así no valga
la pena.
Cada vez nos llegan más
noticias que intentan acabar con estos estereotipos, ancianos que se mantienen
en forma, que son felices, que salen en
la tele, que hacen películas, que participan socialmente… Por poner algunos ejemplos
tenemos a Pilar Bardem (76 Años), María
Galiana (80 años), Arturo Fernández (86 años), Antonio Gala (84 años) y otros
muchos que nos muestran que ser mayor es una etapa de la vida llena de
oportunidades para seguir buscando la felicidad.
Cuando una persona va
cumpliendo años su cuerpo y su mente va sufriendo modificaciones, su entorno también
varía. Nos vamos haciendo más conscientes de nuestro yo, de nuestra
individualidad (preferencias, carácter, personalidad, defectos…). El ser humano
necesita ser y siendo se siente realizado. En nuestra vida buscamos hacer
aquello que nos proporcione un bien desde que nacemos hasta que nos morimos. También
en la vejez hay que buscar actividades que nos hagan sentir bien, útiles,
queridos, que nos hagan sentir realizados.
Hay un corte
longitudinal en la vida que es la jubilación. Pasamos de producir, de estar
insertados en un entorno, de sentirnos realizados, de percibir unos beneficios
a tener todo el tiempo libre y percibir una pensión todos los meses. La
jubilación debe ser una etapa para la que una persona debe prepararse, igual
que nos preparamos para trabajar en lo
que queremos debemos prepararnos para dejar de hacerlo. Afrontar el cambio debe
ser progresivo, ayudando a la persona a que tome conciencia de la nueva etapa
que va a comenzar y adopte una postura activa en la estructuración de su vida
acorde con sus necesidades y gustos.
Hoy en día existen
muchas opciones para que las personas mayores se sientan activas: voluntariado,
grupos senior, grupo religiosos, asociaciones, centros de mayores… Cada vez hay
profesionales más preparados para ayudar a que los mayores sean más autónomos.
Pero en mi opinión cada persona es un mundo, cada vida un universo, cada mayor
tiene su historia, sus vivencias y su propio yo. Cada persona debe ser la
protagonista de su propia vida.
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