Queridos blogueros:
Este mes quiero compartir con vosotros una pequeña reflexión
sobre los procesos de adaptación en los centros residenciales de la tercera
edad.
El ser humano es un ser resiliente, es decir, es un ser
adaptable, posee la capacidad de superar los cambios que impone la vida. Durante
la vida experimentamos continuos procesos de adaptación, por no decir, que la
vida es un proceso de adaptación continuo. Vamos experimentando cambios
físicos, psíquicos y sociales constantes. En cada ser humano esos cambios
tienen una duración diferente por eso cada ser humano es único.
Cada mayor cuando le llega el momento de ingresar en un
centro residencial se enfrenta a un cambio importante en su vida al que debemos
prestar especial atención y tratar con el mayor cariño. No nos olvidemos de los
familiares que para ellos también supone
un cambio en sus vidas precedido de decisiones y experiencias.
Debemos acoger al mayor con cariño, observarlo y dejar que
observe, mostrarnos solícitos sin agobiarlo. Tenemos que darle tiempo para:
Asimilar las normas del centro,
Conocer a los nuevos compañeros,
Conocer a los nuevos
cuidadores,
Ubicarse en la residencia y orientarse,
Perder la desconfianza.
Reestructurar su vida personal, temporal, espacial y
socialmente…
A cada mayor le lleva su tiempo, dependiendo de su estado
físico, psíquico y social. Yo por norma les dejo un mes y a partir de ahí, sino
antes, ya les invito a hacer actividades teniendo en cuenta que un no hoy puede
ser un tal vez mañana. Nunca se fuerza a nadie a colaborar, lo considero
contraproducente.
Es importante hacer entender a los familiares que deben
dejar a su mayor un tiempo para que se adapten antes de visitarlos con
asiduidad, pueden llamar por teléfono, hacer una visita puntual. Este tiempo de
distanciamiento será bueno tanto para el mayor como para el familiar para que
puedan adaptarse a la nueva situación.
Debemos tener también en cuenta que muchos familiares sufren
complejo de culpa. Es nuestro deber comprenderlos y ayudarles a entender que su
familiar está en buenas manos.
Desde el primer día el mayor tiene que ser tratado como
parte integrante de la comunidad residencial informándole de todo lo qué se
hace y porqué se hace. Teniendo siempre en cuenta su opinión, gustos y
preferencias. Trabajando por su bienestar y para que tenga la mayor autonomía
posible.
Quiero acabar con la frase de Luis Rojas Marcos: " Las personas que comparten y expresan sus sentimientos se adaptan mejor a los cambios"
Un fraternal saludo.