Buenas tardes blogueros:
Después del mes de agosto lleno de experiencias. Quiero
compartir con vosotros tres de mis normas a la hora de trabajar con mayores,
las cuales intento cumplir a rajatabla.
Ley de conflictos
Ante una situación de conflicto con un mayor buscar la
solución más favorable para el mayor. Desde el respeto a los años, a sus
intereses, a sus opiniones y a su estado físico, psíquico e intelectual.
Escapando del autoritarismo, buscado siempre la vía del diálogo y la comprensión.
Ley del quitapenas
Esta ley obliga al gerontólogo a trabajar con una sonrisa.
Crear un ambiente de buen humor y de alegría, intentando sacar una sonrisa a
cada mayor. Respetando a cada mayor en su situación, sin forzarlo ni
importunarlo. Dejando a un lado los problemas, que todo el mundo tiene, para
priorizar lo positivo.
Ley del producto
El gerontólogo debe producir en cada sesión aquello que el
programa previamente establecido requiere de tal sesión mediante los objetivos.
Antes de cada sesión debe saber lo que intenta conseguir y en menor o mayor
medida alcanzarlo y valorarlo. Convirtiendo cada sesión en un producto de calidad.
Considero que es
importante estar abierto a equivocarse, aprender de las
equivocaciones y a reconocerlas cuando
haga falta. Me parece también importante estar abierto al cambio y mantener el
orgullo a ralla.
Estas tres leyes me ayudan a sentirme seguro en mi trabajo,
teniendo claro lo que quiero y lo que no, desde donde quiero partir y hasta
donde debo llegar. Son leyes que a mi me vienen bien y comparto con vosotros por
si a alguien le resulta útil.
Hasta otra con mis mejores deseos. Un saludo