Santiago Martínez

Santiago Martínez

viernes, 21 de octubre de 2011

Llegar a puerto.



Una visita inesperada.

Una espera inquieta.

La indeferencia temerosa.

Una amiga temida.

Una ladrona sin escrúpulos.

Una desconocida famosa.

Un negocio redondo.

La divinidad misteriosa.

Un final inevitable.

Una pregunta sin respuesta.

Una ceguera obligatoria.

Un adiós para siempre.

Un vacío doloroso.

La impotencia humana.

….

Y muchos otros calificativos podrían ponérsele a la señora muerte.

Llevo un mes llenito de defunciones inesperadas. Los mayores dicen que es el mes de la caída de la hoja - puede ser - ¿quién sabe? Las muertes repentinas son las que más me afectan, son como un jarro de agua fría. Lógicamente trabajo con personas en la última etapa de su vida y acabarán muriéndose. Cuando un mayor muere y me coge por sorpresa, despierta en mi preguntas sobre la futilidad de la vida, el cariño y el dolor, lo prescindibles que somos, como influimos en nuestro entorno y el hueco que dejamos.....Para mi es muy útil mi formación filosófica, teológica y moral de mi etapa de preparación al sacerdocio. La muerte como parte inseparable de la vida. La muerte siempre existió y es una situación que el hombre no conoce ni tiene experiencia de ella, algo desconocido que sabemos que algún día experimentaremos. Nos produce miedo, como todo lo que no conocemos. La muerte es un punto y aparte. El aparte es otro tema.

Trabajar con personas mayores me ayuda a vivir la vida consciente de que la estoy viviendo. Es evidente que los mayores están a la espera de su último tren pero no por eso dejo de animarlos, estimularlos, divertirles, cogerles cariño, entablar amistad pero dejando bien claro mi sitio. Separando mi vida personal de la profesional, no llevarme el trabajo a casa, saber desconectar. Todo esto me supone una lucha continua, la cual estimula mi vida.

La comunicación fluida entre compañeros de trabajo es importante para desahogarse. Este es uno de los motivos por los que el trabajo en equipo es muy importante. No sólo para ayudarnos físicamente sino también psíquicamente.

La muerte es un tema muy amplio y no me quiero extenderme demasiado. Solo quiero incidir en la importancia de la comunicación y el apoyo entre compañeros, a nivel profesional para sobrellevar las situaciones de duelo tan cotidianas en nuestro trabajo, ni me gusta frivolizar ni tomar demasiado a pecho las muertes pero hay que tener un equilibrio. Hay que saber pasar página y cuanto antes mejor. La vida sigue y tenemos que realizar nuestro trabajo con los vivos. El tiempo todo lo cura o lo calma.

Algo curioso es que la muerte me hace sentir muy vivo.

Quiero acabar con la frase del escritor español "La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puert0"